Depilarse el vello púbico, hombres y mujeres, está de moda desde hace algunos años, pero no es una buena idea. La función del vello púbico es la de proteger contra el contagio de diversas enfermedades venéreas.
Aunque es una práctica cada vez más habitual, un pubis depilado es más vulnerable al contagio de enfermedades de transmisión sexual debido a que tras la depilación, ya sea con cuchilla o con cera, se producen pequeñas heridas e irritaciones que son una puerta abierta a los microorganismos y por consiguiente a las infecciones (verrugas, papilomas, herpes, hongos, tiña y sífilis). El simple contacto de piel a piel hace que la infección se transmita a la pareja. Según los expertos, con el uso del preservativo y el vello púbico sin rasurar el contagio es casi nulo. Es pues conveniente que al menos uno de los miembros de la pareja no se rasure el vello en sus partes íntimas.
Si de todas maneras vas a depilarte el pubis conviene que sigas una serie de recomendaciones: antes de proceder a depilarte realiza una exfoliación con un guante de crin y un gel de pH neutro; dúchate con agua caliente para que se abran bien los poros y la depilación sea así menos dolorosa. Tras el depilado dúchate con agua fría para calmar la piel y usa una crema hidratante.
Si acudes a un centro de belleza especializado asegúrate de que han cambiado la sábana de la camilla y de que la persona que va a depilarte utilice guantes de un solo uso. También debe cambiar la varilla con la que te aplicará la cera y cada vez tras cada untada para evitar que se esparzan bacterias.
Después del depilado evita la exposición a los rayos solares o las camas de bronceado y conviene que no mantengas relaciones sexuales al menos no hasta pasados un par de días.
El virus del papiloma humano o VPH produce cáncer de útero pero también cáncer de vulva, vagina, ano, pene y orofaringe y está asociado a la actividad sexual. Es muy difícil de evitar y actualmente las medidas de protección son el preservativo y la vacuna frente al virus.
El uso del preservativo evita el 80% de los contagios pero protege solo algunas zonas mientras queda expuesta el área anogenital.
La vacuna se debe administrar a las preadolescentes y a las adolescentes antes de que tengan sus primeras relaciones sexuales y es igualmente aconsejable para jóvenes de entre 18 y 26 años que es el grupo que presenta una mayor prevalencia de contagio. También es aconsejable que se vacunen las mujeres que tienen una vida sexual muy activa o tienen varias parejas o desconocen si su pareja mantiene relaciones con otras mujeres.